Bicheando con niños: 5 trucos fáciles para encontrar bichos en el río y en el mar
Buscar bichos ha sido siempre una gran afición para la infancia. Seguro que lo recuerdas. De hecho la mayoría de los grandes naturalistas se pasaron su infancia "bicheando"- buscando bichos.
Esta semana quería haber escrito sobre los cuentos de hadas de los Hermanos Grimm. Como contaba el otro día los Reyes nos trajeron la obra completa y llevamos disfrutándolos desde entonces a bocaditos. Son verdaderas joyitas llenas de aprendizaje, verdades y naturaleza. Por eso, es algo de lo que quiero escribir.
Comencé el post pero tengo que darle un poco más de forma, así que he decidido esta semana sacar sobre bicheo (las votaciones de la semana pasada estaban igualadas) y así tengo más tiempo para darle forma al otro post que viene contundente.
Pero volvamos ahora al tema que nos concierne: el “bicheo” o la afición de buscar y observar animales en la naturaleza, a veces incluso atraparlos temporalmente para poder observarlos mejor. (Esto de atraparlos siempre crea controversia pero yo lo tengo claro, les dejo cogerlos mientras los traten bien, la experiencia es fundamental).
En mi casa nos encanta el bicheo, los peques la flipan y salimos mucho a observar. Si te soy sincera según van creciendo nos va costando más, las pantallas o los amigos tiran mucho >< Aún así cuando salimos, ya vuelan solos, yo voy detrás intentando seguirles. Las experiencias que han tenido y seguirán teniendo van a marcar su amor por los animales.
Necesitamos más de ese amor, el amor por los animales. Nuestra sociedad en general, pero sobre todo la infancia, necesita más experiencias con animales, pero no con los de los libros o los del zoo o los de granja (que también), sino con los animales que viven con nosotros: los gorriones, los mirlos, las mariposas del parque, los escarabajos, las ranas…
Si queremos fomentar la admiración innata de los peques por la naturaleza la mejor manera de hacerlo es sintiéndola cercana, parte de nosotras. Así recuperar también el amor por la naturaleza que tanta falta hace.
Solo estar en la naturaleza ya nos beneficia, pero además estos ratos de exploración no son sólo aprendizaje de ciencias, son momentos que crean un fuerte vínculo con la naturaleza, con la familia y amigos. Este vínculo es beneficioso tanto a nivel emocional, físico y psicológico y la mejor manera de que los peques desarrollen su amor por la naturaleza.
Estamos tan desconectados de los animales salvajes, que la mayoría de las personas no diferencian un estornino de un jilguero o de una golondrina, ni te digo ya un mochuelo, una alondra o una oropéndola que la mayoría no ha visto en su vida.
Una manera de fomentar este amor por los animales, es salir a observarlos y el verano es genial porque tanto en los ríos o arroyos, como en la playa se pueden ver bastantes. Animales pequeños aunque seguramente bastante estimulantes para todos, no lo dudo.
Es probable que las primeras veces no veas mucho, los ojos hay que educarlos y se necesita paciencia, pero te invito a pasar ratos de observación y exploración. Los peques son maestros en esto, ya verás.
Según escribo esto, estoy criando un pollo de gorrión que encontré medio mosdisqueado por las hormigas el otro día. Lo salvé de esas devoradoras, es ahora mi pichón. Ya el año pasado crié otro que una vez voló, se quedó en los árboles de la placeta, en frente de casa y me llamaba desde la ventana para que le diera de comer. Hasta que un día se fue (o algo se lo comió, nunca lo sabré).
Mil historias con animales: cuando criamos las mariposas monarca desde los huevos que nos pusieron en la planta nutricia, las mil serpientes que se me han colado en casa, el cárabo del parque que veíamos de camino a atletismo, el mirlo que crió en el naranjo del patio, el nido de mitos en el olivo, el nido de currucas cabecinegras en el paraíso, la araña trigre que criaba en invierno en la Línea, las oropéndolas y los ruiseñores que no fallan la última semana de Abril ya cantando en la alameda…
Cada pequeña experiencia con un animal real y cercano nos llena el corazón. Seguro que a ti que me lees, te pasa también.
¿Te animas a tenerlas tu también?
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Te invito a parar en familia, parar, observar y a hacer pequeñas excursiones de exploración y bicheo. Aquí te cuento trucos, sitios y materiales que a mi mejor me han funcionado con niños.
Por cierto que vivir en una cuidad ¡no es excusa! Hay muchos animales en los espacios verdes de las ciudades. Igualmente hay mucha gente de pueblo que no reconoce un avión. Todo es el interés y además, es toda una vida de observación y de regalos.