"La estrellita de San Martín" - Nuevo cuento imprimible para la fiesta del farol
Se acerca San Martín y hoy os comparto un cuento que he escrito para esta bella celebración y hablamos de la raíz de esta tradición en la vieja Europa.
No puedo empezar hoy un post sin llevar un pensamiento por el sufrimiento de toda esa gente de las zonas afectadas por la DANA. Perder a tus seres queridos, tu casa, tu negocio… Es muy muy duro ya solo verlo y oirlo, con que no quiero ni imaginarme lo que es vivirlo. Esta vez además nos pilla muy cerquita, casi todos conocemos a alguien afectado incluso si vives lejos.
(Desde aquí empatizo también con todo el pueblo Palestino, que ellos llevan viviendo esto durante más de un año. )
Siento bastante frustración de no poder ayudar como me gustaría y como desde mi casa no puedo hacer mucho, el otro día hice una donación a la Cruz Roja. Creo que la Cruz Roja es una buena institución para donar porque están a pie de calle con la gente. Hay muchas pequeñas asociaciones que está también a pie de calle, en este articulo hay un listado. Así que si sientes que necesitas colaborar, la ayuda económica siempre es bienvenida.
(Ahora están diciendo que es mejor la ayuda económica por las dificultades de hacer llegar a la gente las partidas de material físico y comida)·
Dicho esto, mando muchos ánimos y toda mi solidaridad a la gente afectada.
El año pasado por estos días tuve una conversación con mi madre que entonces tenía 78 años y nació en una familia de campesinos de un pueblo pequeño de la Sierra de Gredos. En los años 40 cuando ella nació, no había ni electricidad ni váter (sanitario) en las casas y su familia vivía de lo que producía la tierra. La conversación fue más o menos así:
Mamá, ¿en el pueblo, cuándo hacíais la matanza? - le pregunté.
La matanza se empezaba a preparar pasados los Santos - me dijo.
Osea, sobre primeros de noviembre ¿si?
Si, más o menos, San Martín que es el 11 de noviembre, por ahí - me dijo.
Y, ¿por qué crees que se hacía en estos días? - seguí sonsacando
Hombre, tiene que helar y hacer frío, la carne se deja a la intemperie toda la noche y se conserva hasta que cura mucho mejor con el frío, solo se puede hacer en invierno. Aunque ahora en noviembre no haga frío, antes si lo hacía - me dijo - Además en invierno el ganado son bocas que alimentar y había que calcular bien cuánto se guardaba de todo.
¿Crees que el refrán: “A todo cerdo le llega su San Martín” tiene que ver con esto? - seguí.
Ah, pues sí, no lo había pensado pero sí, San Martín es el tiempo de matanza.
Cuando tuvimos esta conversación mi madre estaba muy enferma, pasábamos mucho tiempo juntas ya que necesitaba cuidados constantes y yo le iba preguntando sobre muchas de las costumbres del pueblo. Siempre lo he hecho pero en sus últimos meses más. Mi madre nos dejó después, en diciembre, y ahora todas estas conversaciones resuenan mucho en mi mente. ¡La de veces que me digo, ay ahora le preguntaría esto o aquello!
Muchas de esas costumbres e historias que mi madre y mis tías me contaban se reflejan en algunos de mis cuentos, en el que traigo hoy por ejemplo. Recuerdos de tiempos pasados, de otra manera de vivir, en comunidad y con la naturaleza.
Siempre me ha fascinado la manera de dividir el año según las festividades. En mi pueblo todavía sigue siendo así: no te dicen enero, te dicen pasadas las Pascuas; no te dicen noviembre, te dicen pasados los Santos; o te dicen antes o después de San Blas, o de San Juan, o de los Mayos….
La gente antes no tenía el acceso a calendarios que tenemos ahora, pero sabían más o menos cuánto quedaba para las festividades, éstas eran su calendario, su rueda del año. Por eso me gusta siempre aterrizar las celebraciones de la Rueda en las celebraciones de la liturgia cristiana en la península. Es nuestra Rueda, la Rueda ibérica.
Hoy en post:
“La estrellita de San Martín” cuento descargable.
La celebración de San Martín: cosecha, matanza y oscuridad.
El miércoles llegará la segunda parte de este tema. Hablamos más de fiesta del farol que siempre es una delicia y que los más peques adoran. Te daré 3 ideas para hacer farolillos, entre ellas un descargable de farolillo fácil para imprimir. Comenzamos.
El cuento “La estrellita de San Martín” descargable para imprimir
La luz exterior ya ha menguado, el frío ha llegado y las tardes oscuras nos llevan a casa temprano. Nuestra energía también mengua y sentimos la llamada del interior y del descanso.
La celebración de San Martín en la vieja Europa tiene que ver con la supervivencia para el invierno. Desde tiempos inmemoriales se han celebrado rituales de sacrificio de animales durante estas semanas.
Los rituales de sacrificio de animales nos suenan remotos y horribles pero en realidad eran parte de la supervivencia, y aunque ahora no los hacemos nosotras mismas, nuestra sociedad con la ganadería intensiva mata muchos más animales y los trata peor que se haya podido hacer en ningún otro momento de la historia.
En el cuento quería plasmar la importancia que tenía la matanza para supervivencia de la gente para el invierno. San Martín gira en torno al cierre de la cosecha con la matanza. Por eso el cuento comienza preparando la matanza.
Pero también quería que el cuento plasmara la importancia de la llegada de la oscuridad y de como cada pequeña lucecita nos enseña que podemos mantener la esperanza de que los días fríos pasaran y la luz volverá. En esto me he inspirado en los cuentos que se cuentan en las escuelas Waldorf durante estos días.
Tienes el enlace descargable al final. El cuento empieza así:
"La Estrellita de San Martín"
“Hace mucho, mucho tiempo, en un pequeño pueblo en las montañas, vivía una niña llamada Elena. En su familia, como en muchas otras del pueblo, pasados los Santos el 1 de noviembre marcaba el inicio de la temporada de matanza del cerdo, una tradición que les permitía preparar provisiones para el duro invierno. Los padres de Elena le explicaban que la carne, la grasa y la piel del cerdo eran recursos preciosos que les ayudarían a sobrevivir los meses en los que la tierra no producía por el frío y la oscuridad, hasta que la nieve se derritiera en primavera.
Pero Elena no podía dejar de sentirse triste por el cerdo, le había cuidado meses y meses. Cada vez que lo veía, sentía una profunda melancolía en su corazón, como si el mundo se volviera un poco más triste. Los días se iban haciendo cada vez más oscuros. Las tardes eran cortas y frías y ya habían empezado a caer los primeros hielos del invierno.
Esa noche, después de escuchar el viento helado aullando fuera de la ventana, salió al granero para ir a ver a su gorrino, así le llamaba ella.
Fue entonces cuando, mientras miraba el cielo estrellado, algo captó su atención: una pequeña estrella que titilaba y parecía acercarse a la Tierra. Elena observó, asombrada, cómo esa estrellita cruzaba el cielo y finalmente descendía en un destello rápido, como una estrella fugaz.
Había caído justo al otro lado del bosque. Sin pensarlo dos veces, se envolvió en su abrigo, tomó su pequeño farol y fue hacia el bosque para investigar.
…”